SImbolismo. Poetas malditos

Simbolismo

Esta escuela poética nación en Francia en la segunda mitad del siglo XIX, como una reacción en contra del Parnasianismo.

[Parnasianismo: movimiento literario también de la segunda mitad del siglo XIX que abraza la estética del arte por el arte en el plano social. Busca una belleza estática a través de una poesía descriptiva inspirada en motivos griegos y de la mitología clásica]

El simbolismo tuvo una influencia extraordinaria en toda la lírica europea posterior. El precursor del movimiento simbolista fue Baudelaire, y sus principales representantes fueron Verlaine, Rimbaud y Mallarmé.

Características del simbolismo

1. Los poetas buscan evocar impresiones, más que expresar ideas.
2. Sus imágenes, desprovistas de lógica originaron una poesía rebuscada y oscura.
3. Se proclamó una extrema libertad en la prosificación.
4. Representa una completa renovación poética. La inclinación hacia lo artificial y rebuscado, le valió el nombre de decadentismo.
5. Persiguió, ante todo, la música de las palabras.
6. Al contrario de la precisión de las descripciones, presenta el efecto de la evocación basada en la imagen: “no nombrar, sino sugerir”, dice Mallarmé.
7. El símbolo produce evocaciones o despierta la intuición del lector.
8. El símbolo se apoya en las correspondencias secretas de la naturaleza.


1 - Charles Baudelaire

Encontramos en la poesía de Charles Baudelaire un doble aspecto de interés; como ocaso del Romanticismo y como puente hacia la Literatura Simbolista y precursor de la poesía del siglo XX. Trabajaremos la poética de Baudelaire como precursora del Simbolismo en tres aspectos esenciales, siguiendo el enfoque, en parte de A. Balakian "El movimiento Simbolista":
a) En su concepción del "poeta";
b) en su concepción de la Poesía, y
c) en el delineado del perfil del Decadente, tan importante en la estética de la escuela y del movimiento finisecular que hemos llamado Simbolismo.
En su concepción del Spleen , asco de sí mismo, o hastío, Baudelaire se aleja del Romanticismo y se acerca a la poesía pos- romántica. Baudelaire vuelve sobre sí mismo para hundirse en la perversidad que lo llevará a la destrucción y a la muerte.
El primer aspecto en que nos fijaremos es entonces en ese concepto del Poeta que cambió decididamente la poesía occidental.
Mientras que la poesía de corte hugoniano concibe al poeta como un profeta que ilumina el porvenir, por lo tanto, su misión es sagrada, en Baudelaire el poeta es un ser sufriente y agobiado, que está rodeado de sordos oídos y pétreos espíritus.
En el poema LES PHARES encontramos ya un mundo nuevo: la poesía es testimonio de dolor y de la dignidad humana en medio del llanto. Si bien con el símbolo del Faro, retoma un tema de estirpe romántica acá aparece decididamente transformado: el poeta es un ser sufriente que puede además llegar a ser desafiante.
Baudelaire introduce en 1859 la palabra modernidad, captar en la ciudad la belleza hasta ahora no descubierta. Lo moderno es lo transitorio y lo fugitivo: el poeta debe sacar de lo eterno de lo transitorio. ¿En qué se convierte entonces el poeta, poco a poco desde Baudelaire? Creemos que hay en esta concepción un intento de reservarle al poeta un espacio privado, luminoso, que le permita descifrar las analogías del universo. Está pues fundando la actitud estetizante y aristocrática de los futuros torremarfilistas.
El poeta se transforma entonces en un decodificador del universo, un descifrador o intérprete visionario que ve allí donde los demás se encuentran perdidos. Por eso el dolor.
"Esas maldiciones, esas blasfemias, esos lamentos,esos éxtasis, esos gritos, esos lloros, esos Te Deum,son un eco repetido por mil laberintos;para los corazones mortales son un opio divino
Es un grito repetido por mil centinelas,Una orden que mil portavoces envían;Es un faro iluminado mil ciudadelas,Un llamado de cazadores perdidos en los grandes bosques
Pues es realmente, Señor el mejor testimonioque podemos dar de nuestra dignidadese ardiente sollozo que rueda a través de los siglos y que viene a morir a la orilla de vuestra eternidad"
En este texto de enorme belleza ya concibe Baudelaire al nuevo poeta contemporáneo: en potencia hay ricos elementos que conformarán ya la estética simbolista. Es un testimonio ardiente del concepto del poeta; se mueve en medio de la oscuridad para iluminar pero es maldito porque ve y sabe lo que no debería, y canta lo que no se quiere escuchar. Hay sufrimiento en cada uno de los hemistiquios que plasman el ritmo entrecortado del llanto, además con el discurso asindético. Esos cazadores son los poetas, y si entendemos etimológicamente la palabra Símbolo, en una de sus acepciones podemos ver que se asimila a "red" o malla para atrapar. ¿Qué atrapa el poeta? Debe traducir, atrapar los significados ocultos. La simbología de los "bosques" por ejemplo va a ser intensamente explotada por la imaginería simbolista, en tanto objetivación de lo inconsciente, de los laberínticos espacios interiores. En el pensamiento primitivo, la asociación entre el bosque y el peligro, lo misterioso e intrincado, llevó a que se rindiera culto a los dioses allí o se los ubicara como morada de ellos. Es el poeta el que, con su verbo, debe traducir los símbolos trascendentes en IMÁGENES que acerquen al hombre a lo sublime.El sufrimiento del poeta por encontrar el verbo, la fórmula del lenguaje evocador, es lo que sin embargo testimonia la dignidad del hombre, que pese a todo se sabe finito, se sabe mortal. Frente a la Creación el poeta encuentra sólo vestigios de la divinidad y busca plasmarlos en símbolos, en analogías que operen en el lector una suerte de encantamiento sublime..."opio divino". El poema transforma ese concepto del poeta como iluminado y lo perfila como hiperlúcido y sufriente de su condición.


Isidore Ducasse
Conde de Lautreamont

" Plegue al cielo que el lector, enardecido y momentáneamente feroz como lo que lee, halle sin desorientarse su abrupto y salvaje sendero por las desoladoras ciénagas de estas páginas sombrías y llenas de veneno.(…)Soñé que había éntrado en el cuerpo de un puerco, que no me era fácil salir, y que enlodaba mis cerdas en los pantanos más fangosos. ¿Era ello como una recompensa? Objeto de mis deseos: ¡no pertenecia más a la humanidad! Así interpretaba yo, experimentando una más que profunda alegría. Sin embargo, rebuscaba activamente qué acto de virtud habia realizado, para merecer de parte de la providencia este insigne favor. Más ¿quién conoce sus necesidades íntimas, o la causa de sus goces pestilenciales? La metamorfosis no parecio jamás a mis ojos, sino como la alta y magnífica repercusión de una felicidad perfecta que esperaba desde hacia largo tiempo. ¡Por fin habia llegado el dia en que yo me convirtiese en un puerco! Ensayaba mis dientes sobre la corteza de los árboles; mi hocico, lo contemplaba con delicia. No quedaba en mí la menor partícula de divinidad: supe elevar mi alma hasta la excesiva altura de esta voluptuosidad inefable. (...)Hay horas en la vida en que el hombre de melena piojosa lanza, con los ojos fijos, miradas salvajes a las membranas verdes del espacio, pues le parece oír delante de sí, el irónico huchear de un fantasma. El menea la cabeza y la baja; ha oído la voz de la conciencia. Entonces sale precipitadamente de la casa con la velocidad de un loco, toma la primera dirección que se ofrece a su estupor, y devora las planicies rugosas de la campiña. Pero el fantasma amarillo no lo pierde de vista y lo persigue con similar rapidez. A veces, en noches de tormenta, cuando legiones de pulpos alados, que de lejos parecen cuervos, se ciernen por encima de las nubes, dirigiéndose con firmes bogadas hacia las ciudades de los humanos, con la misión de prevenirles que deben cambiar de conducta, el guijarro de ojo sombrío ve pasar, uno tras otro, dos seres a la claridad de un relámpago, y, enjugando una furtiva lágrima de compasión que se desliza desde su párpado helado, exclama: Por cierto que lo merece; no es más que un acto de justicia. Después de haber dicho esto, recobra su actitud huraña, y sigue observando, con un temblor nervioso, la caza de un hombre, y los grandes labios de la vagina de sombra, de donde se desprenden incesantemente, como un río, inmensos espermatozoides tenebrosos que toman impulso en el éter lúgubre, escondiendo en el vasto despliegue de sus alas de murciélago, la naturaleza entera, y las legiones de pulpos que se han vuelto taciturnos ante el aspecto de esas fulguraciones sordas e inexpresables. "

 Arthur Rimbaud
Una temporada en el infierno
(fragmento)
Antaño, si recuerdo bien, mi vida era un festín en el que se abrían todos los corazones, en el que todos los vinos hacían torrentes.
Una noche, senté a la Belleza sobre mis rodillas. - Y la encontré acerba. - Y la injurié.
Me armé contra la justicia.
Y escapé. ¡Oh hechiceras, oh miseria, oh aversión, es a ustedes solamente que confié mi tesoro!
Logré diluir en mi espíritu toda esperanza humana. Sobre todo júbilo, para estrangularlo, hice el salto cauteloso de la bestia feroz.
Llamé a los verdugos para morder la culata de sus fusiles mientras perecía. Llamé a los flagelos para ahogar con arena, la sangre. La desgracia fue mi dios. Me revolqué en el barro. Me sequé con el aire del crimen. Aposté con la locura.
Y la primavera me brindó la risa repugnante del idiota.
Pero, cuando estaba casi por decir adiós, resolví buscar la llave que me abriera las puertas del festín antiguo, donde quizás recuperaría el apetito.
La caridad es esa llave. - ¡Esta afirmación comprueba que estuve en un sueño!
Permanecerás como una hiena, etc ... exclama el demonio que me corona con duermevelas tan amables. Consigue la muerte con todos tus apetitos, y tu egoísmo y todos los pecados capitales.
¡Ah! He tenido demasiado: - Pero, querido Satán, se lo suplico, ¡tenga la pupila menos irritada! Y esperando esas vilezas que se retrasan, para usted que ama en el escritor la ausencia de facultades descriptivas o instructivas, le arranco algunas hojas ominosas de mi carnet de condenado.



Abel y Caín

I
Raza de Abel, duerme, bebe y come;
Dios te sonríe complaciente.
Raza de Caín, en el fango
Arrástrate y muere miserablemente.
¡Raza de Abel, tu sacrificio
Halaga la nariz de Serafín!
Raza de Caín, tu suplicio,
¿Tendrá alguna vez fin?
Raza de Abel, ve tus sembrados
Y tus ganados crecer;
Raza de Caín, tus entrañas
Aúllan hambrientas como un viejo can.
Raza de Abel, calienta tu vientre
En el hogar patriarcal;
Raza de Caín, en tu antro
Tiembla de frío, ¡pobre chacal!
¡Raza de Abel, ama y pulula!
Tu oro también procrea.
Raza de Caín, corazón ardiente,
Guárdate de esos grandes apetitos.
¡Raza de Abel, tú creces y paces
Como las mariquitas de los bosques!
Raza de Caín, sobre los caminos
Arrastra tu prole hasta acorralarla.
II
¡Ah, raza de Abel, tu carroña
Abonará el suelo humeante!
Raza de Caín, tu quehacer
No se cumple suficientemente;
Raza de Abel, he aquí tu vergüenza:
¡El hierro vencido por el venablo!
¡Raza de Caín, al cielo trepa,
Y sobre la tierra arroja a Dios!

El albatros

Frecuentemente, para divertirse, los tripulantes
Capturan albatros, enormes pájaros de los mares,
Que siguen, indolentes compañeros de viaje,
Al navío deslizándose sobre los abismos amargos.

Apenas los han depositado sobre la cubierta,
Esos reyes del azur, torpes y temidos,
Dejan lastimosamente sus grandes alas blancas
Como remos arrastrar a sus costados.

Ese viajero alado, ¡cuan torpe y flojo es!
Él, no ha mucho tan bello, ¡qué cómico y feo!
¡Uno tortura su pico con una pipa,
El otro remeda, cojeando, del inválido el vuelo!

El Poeta se asemeja al príncipe de las nubes
Que frecuenta la tempestad y se ríe del arquero;
Exiliado sobre el suelo en medio de la grita,
Sus alas de gigante le impiden marchar.

3 comentarios:

  1. Anónimo9:42

    Esta weá esta muy buena hermanitox, sigale así poniéndole weno y ganece sus millones, saludos bb ;)

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